10.29.1998

Pendiente de insertar canecillos.


IGLESIA DE SAN MARTÍN DE ARTAIZ.

LA ADÚLTERA.
Se trata de una representación, muy lograda y realista, de una mujer parturienta. Completamente desnuda, a excepción de una toca que le cubre la cabeza, lleva una vasija en la mano y su rostro muestra los dolores del parto. De sus entrañas asoma la cabeza del recién nacido que porta un puñal en la mano. Aunque pueda parecer extraño, las excasas representaciones del parto en el románico también hacen referencia al pecado de la lujuria, y es norma común que en estas escenas las mujeres estén desnudas, muestren el dolor del parto y aparezcan rodeadas de personajes negativos (músicos, danzarinas, obscenos....). Lo que hace único a este canecillo de Artaiz es el hecho de que el recien nacido porte un cuchillo en la mano.
Cada detalle de esta escenificación tiene una simbología propia. La desnudez del personaje y el dolor de su rostro contrastan con otras representaciones más amables de la natividad, el las que se ensalza el papel de la maternidad (...creced y multiplicaros...); la mujer de este canecillo sufre el dolor del parto por que es hija de Eva, la mujer que violó la ley divina y la culpable de la perdición del genero humano; la mujer es la trampa para el hombre y la responsable de todos sus vicios; el pecado lo pare la mujer. El puñal que porta el recien nacido añade un nuevo significado a la simbología anterior: la mujer, además de pecado, pare muerte. Como apunta Agustin Gómez, la parturienta de Artaiz parece escenificar esta cita de la Epístola de Santiago: "Cada cual es tentado por su propia concupiscencia, que le atrae y seduce; luego, la concupiscencia, concibiendo, pare pecado, y el pecado, llegado a término, engendra muerte". Si ha esto añadimos el hecho de que esta mujer cubre su cabeza con una toca (toga y barboquejo), signo de la mujer casada frente a la manceba que normalmente lleva suelto su cabello, parece claro que en este canecillo se está condenando el adulterio de la mujer.


EL BURLON.
El canecillo que podemos ver a continuación nos muestra a un personaje que sonríe burlonamente mientras nos muestra el orinal en el que ha defecado. La presencia de personajes obscenos es habitual en el románico, y al igual que las representaciones anteriores, hace alusión a la lujuria. La mirada y sonrisa burlonas con las que nos mira hay que asociarlas con similares gestos con los que se representa habitualmente al diablo.

http://www.ctv.es/USERS/sagastibelza/navarra/artaiz/artaiz_canecillos_portada.htm

Pendiente de poner la foto
VELLOSA-GUERGUITIAIN.
http://www.romanicoennavarra.info/vesolla_guerguetiain.htm
Itifálico.